jueves, abril 09, 2015

La Segunda República

No hay duda que el actual andamiaje institucional esta trizado y que poco se lograra si  intentan poner algunos pequeños parches, tarde o temprano se derrumbará y antes del derrumbe hay que reconstruir la obra constitucional, hay que refundar la república.

La captura de la política por parte de las grandes empresas otorga la justificación, a los ciudadanos, que han demostrado su desafección por la acción política, a través de una creciente abstención.

Los ciudadanos llegaron a la convicción que las oferta de los conglomerados políticos, no difieren sustancialmente uno del otro y dada la exaltación de los hechos insignificantes de la farándula nacional, los cuales ocupan las principales líneas editoriales de los canales de televisión, esta farándula termina banalizando la política y lo importante es que los candidatos sean atractivos, ya sean hombres o mujeres, lo importante es que ganen y como buen producto de marketing hay que masificarlo, ojala con fotos bonitas que destaquen sus atractivos físicos, su coqueta mirada, sus pestañas, su sonrisa. Del mundo de las ideas nada, se sus propuestas cero,  de sus valores o principios, un hoyo negro.

Son estos legisladores, no todos por su puesto, los que legislan, los que hacen las leyes que condicionan nuestra vida cotidiana. Son estos legisladores los que aprueban las leyes laborales y los que aprueban, finalmente, el presupuesto de la nación. Son estos legisladores los que definen leyes, cuyas consecuencias se viven en  Los Caimanes, que existen a lo largo del territorio nacional.

La institucionalidad que nos rige tiene un Alma Mater, un ADN y es no es otra cosa que la Constitución nacida el año 1980 y modificada por la Concertación, pero esas modificaciones no borraron su impronta.

La impronta de la constitución que nos rige es de origen dictatorial, no es expresión de un consenso social y define el rol del Estado como un Estado subsidiario, un Estado  en   función del Modelo Económico Neo Liberal. Toda la institucionalidad que rige y demarca nuestra vida institucional y nuestra vida cotidiana, está regida por esta Alma Mater.

Es esta impronta la que vive todos los días con nosotros, manifestada en las atenciones de salud que nos brinda el sector público y privado, en la definiciones de nuestros salarios, en los interese usureros de las instituciones financieras que debemos cancelar, si tenemos la poca fortuna de caer en sus manos.

Un profesor con 30 o 35 años de servicio gana aproximadamente 800 mil pesos mensuales, al jubilarse este monto baja aproximadamente a 120 mil pesos ¿Cómo le explicamos este hecho? ¿Cómo le explicamos que sus fondos no crecieron mucho, pero si crecieron las ganancias de las AFP?

El país requiere y demanda la existencia de un Estado que realmente brinde la vigencia de los derechos a todos sus ciudadanos, sin excepción. Hoy las mentes más claras de nuestra decadente  I República, saben que el Estado protege los derechos de unos pocos en desmedro de las mayorías.

En los últimos seis años, al menos, hemos presenciado una serie de marchas de demandas ciudadanas, todas ellas son expresión del descontento con un Estado que no responde a sus necesidades básicas o elementales, como son la una educación pública y de calidad, prestaciones de salud que permitan mejores condiciones de vida, incluido los excluidos de siempre, como son las personas con discapacidad. Las marchas ciudadanas para proteger el medio ambiente o las manifestaciones para dar cuenta que existe una diversidad sexual, son expresiones de un Estado que cada vez más de estar por una grave hipoacusia.

Cuando un Estado no cumple su rol fundamental de proteger los derechos de todos los ciudadanos, estos espacios vacíos que el propio Estado genera, son ocupados por pandillas organizadas.

Este nuevo consenso social, basado en los derechos inalienables de las personas no es otra cosa que una Nueva Constitución, generada por una Asamblea Constituyente.

La redacción de una Nueva Constitución Política para Chile, no puede descansar en un parlamento que no responde a los intereses de la mayoría, es evidente que algunos de ellos están ahí para defender y legislar en beneficio de los intereses de los grandes grupos económicos.

Este hecho es la primera manifestación de abandono de la democracia representativa que hoy tenemos, para dar paso a una democracia sustantiva, sin exclusión  social y territorial, donde todos nos hagamos cargo del devenir de nuestra sociedad.

Esta acción fundante es la reconstrucción de una nueva arquitectura institucional que inevitablemente conduce a la cambio del actual modelo económico que nos rige. Ya que este modelo ha permitido la concentración del poder económico, a las colusiones y a la captura de la política por los grupos económicos. El actual Modelo ha funcionado para unos pocos en desmedro de las mayorías, expresión inequívoca es la distribución de los ingresos, la desmedida desigualdad de los salarios y las paupérrimas jubilaciones.

No se puede señalar que este modelo es exitoso  si las principales carencias, de amplios sectores de la población, son receptores de innumerables subsidios, basta ya de bonos. Estos terminan siendo mecanismos de clientelismo político y no de ejercicios pleno de la ciudadanía.

En Chile, as crisis política han tenido dos formas de solución: la respuesta autoritaria-dictatorial o la respuesta democrática.

La construcción de la  II República, es la respuesta democrática a nuestros actuales avatares.


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